Celebrando a la mujer que me enseñó a amar: Mamá.

El brillo en tus ojos, mamá, siempre supe que era una de las luces que guiaba mi camino. Desde mi infancia llena de risas y juegos hasta mis momentos adultos de dudas y sueños, tu amor ha sido el faro en mi vida . Has sido mi ejemplo más grande de fuerza, resiliencia y, sobre todo, de lo que significa amar, verdaderamente amar, con todo el corazón.
Te recuerdo frente al fogón, preparando nuestras comidas favoritas, con una dedicación y ternura que no he vuelto a encontrar. Así, en cada platillo, nos entregabas una parte de ti, de tu entrega y esfuerzo diario. ¡Cuántas veces te vi sacrificando tus propios deseos para asegurarte de que estuviéramos bien! No hay palabras suficientes para expresar cuánto te agradezco.
Tus abrazos, cálidos y reconfortantes, eran mi refugio. En ellos, encontraba la paz que necesitaba para enfrentar cualquier adversidad. Eres la personificación del amor incondicional, el cual le da sentido a todo lo demás .
Hoy celebro a la mujer que me enseñó a amar con dulzura y convicción. Gracias, mamá, por ser mi primera maestra en este arte sublime, por mostrarme que el amor verdadero no conoce barreras ni límites. ¡Te amo más de lo que las palabras pueden expresar! ¡Eres mi todo!

Más mensajes relacionados:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Tu puntuación: Útil

Subir
Share via
Send this to a friend